Hola a todos:
No me conocéis, ni entiendo absolutamente nada de Astronomía. Pero fui, sigo siendo, una gran amiga de Antonio, vuestro Aker. Esta mañana he tenido el placer de conocer a vuestros compañeros Odiseo y José Manuel, mientras nos despedíamos de él en una límpida mañana frente a la sierra nevada. Soy yo quien se ha comprometido a enviaros una semblanza de Aker. Aunque confieso que en estos momentos, aún no me veo fuerte de ánimo para escribir como suelo hacerlo, y como sé que a él gustaría que lo hiciera. Así que os ruego un poco de paciencia, hasta que se me recomponga el alma.
El Lunes me voy de viaje de estudios a Egipto, y espero que allí seré capaz de interiorizar la pérdida. A la vuelta, espero que el dios Ra me haya regenerado, y que sus rayos hagan brillar mis palabras. Sí, soy una de las muchas personas aficionadas a Egipto que aprendimos a entender sus textos de la mano de nuestro sabio profesor. Este aprendizaje fue creando un vínculo especial con él, que a lo largo de los años no hizo sino hacerse más profundo. Por eso hoy lloramos.
En nombre de la Asociación Española de Egiptología, donde él impartía clases de Lengua Jeroglífica, gracias a todos los amigos astrónomos de Antonio por haberle proporcionado satisfacciones. Esta mañana yo también he descubierto nuevas cosas sobre él gracias a vosotros.
Como soy informáticamente torpe, le voy a mandar un par de fotos a Jose Manuel, a su correo, para que él pueda mostraros la cara de Aker en uno de sus elementos favoritos (los jeroglíficos). Son de la ponencia que presentó en el II Congreso Ibérico de Egiptología, celebrado en la Universidad de Bellaterra (Barcelona) el año 2001.
Sé que sois gente especial, y que os preguntaréis qué significa mi nombre. Os diré que es el que utilizo normalmente en blog, foros, etc. y se debería escribir Ta-ui. Significa Las Dos Tierras. Esta era una de las formas en que los egipcios de época faraónica se referían a su país.
Gracias a todos.